El ladrón de las semillas de fuego, el alabado sea, Prometeo, pareció el castigo Conductista más ejemplar de la historia de los Conductistas.
Ante el atrevimiento de resumir al tallo de un hinojo la diamantina y sacralizada identidad de la semilla del fuego, ícono de la sabiduría en manos del carnal e ignorante ser supeditado al Dios... Ante semejante burla fue expuesto al castigo circular, constantemente agonizante, en la reconstitución del plano físico para la perpetuidad del castigo y la agonía imortal del páncreas irredimible en águila caucásica alegoría de bilis inactiva por metáfora de pensamiento o independiente y rebelde activo e inadmisible.